domingo, 3 de abril de 2016

La durmiente

A medianoche, en el mes de junio, 
permanezco de pie bajo la mística luna. 
Un vapor de opio, como de rocío, tenue, 
se desprende de su dorado halo, 
y, lentamente manando, gota a gota, 
sobre la cima de la tranquila montaña, 
se desliza soñolienta y musicalmente 
hasta el universal valle. 
El romero cabecea sobre la tumba; 
la lila se inclina sobre la ola; 
abrazando la niebla en su pecho 
las ruinas se van a dormir. 
Parecido a Leteo, ¡mira!, el lago 
parece que se entrega a un sueño consciente 
y no despertaría por nada del mundo. 
¡Toda la belleza duerme! Y ¡mira dónde reposa 
Irene, con sus destinos!



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